Tarjeta roja


por: Alejandra Soriano W.

Hoy, como en un partido de fútbol saco la tarjeta roja porque ACORD- Caldas (Asociación de Redactores Deportivos) premia a Álvaro González como el dirigente deportivo del año. ¿En serio?, sí, ¿El mismo que  dijo que para ser árbitro en Colombia hay que ser homosexual? ¿El que dijo que si Piedad Córdoba fuera agredida por un hombre, estaría todo el mundo aplaudiendo?. Sí, él recibe un premio mientras que en una fecha como esta se habla de cifras de maltrato intrafamiliar altísimas y de los 49 defensores de derechos humanos que fueron asesinados en Colombia el año pasado.

González debería estar hoy en el banquillo, sancionado, no recibiendo condecoraciones. Al darle un premio la asociación está avalando el comportamiento que ha tenido el dirigente. Olmedo Correa, presidente de la asociación afirma: “Es de hombres equivocarse, pero también rectificar, como lo ha hecho Álvaro González. Nos parece un hombre meritorio, un gran dirigente deportivo y eso no va a cambiar por cuenta de unas declaraciones desafortunadas”; ¿Desafortunadas? No, desafortunado es que a uno le caiga una matera en la cabeza, pero definitivamente no es, ser capaz de hacer comentarios que atentan contra la integridad de otras personas o que promueven conductas violentas.

Pensando en eso, me pregunto ¿Cuál es el mensaje que la asociación está transmitiendo con la entrega del premio?, “Acá premiamos a los que promueven la violencia intrafamiliar ” o uno mejor ,“Si usted cree que la homosexualidad es una enfermedad acá recibe un reconocimiento”, no importa todos los que salgan a defender a González con el argumento de su trayectoria en el ámbito deportivo, eso quedó atrás una vez que se convirtió en la antítesis de alguien que con “mente sana y cuerpo sano” trabaja en el campo de los deportes.

Ya me imagino a González esperando su turno para recibir el premio y los aplausos, me lo imagino rogando para poder agradecer por el reconocimiento, me lo imagino dirigiéndose a una audiencia con una primera frase de este tipo: “En primer lugar gracias a Dios que me hizo sano y en segundo lugar, a la asociación que sabe que no sufro de ninguna enfermedad como la homosexualidad…” así lo veo de pie en un auditorio, triunfante.

La tarjeta roja no es para él, es para ACORD que sin tener en cuenta la trascendencia que tiene un reconocimiento público, decidió premiar a González. Debemos pensar entonces que a la asociación no le importan los derechos humanos ¿o que sus premios los llevan orgullosos aquellos que en vez de tratar con seres humanos, los administran?