El poder es pasajero

por La hora del escarnio


Si el pasado judicial del cónyuge o de los familiares fuera un requisito para cumplir cargos públicos, seguramente no tendríamos presidentes, alcaldes, senadores ni fiscales. Seríamos cobijados por una democracia tan atrasada que todavía no se reconocería nuestra presunción de inocencia.

En estos días se radica una débil denuncia contra Viviane Morales, Fiscal General de la Nación, por la relación con su esposo Carlos Alonso Lucio -ex militante del  M-19 y representante a la Cámara-. La polémica que salpica a la funcionaria es una penosa situación que deja al descubierto lo cochina y perversa que puede llegar a ser la política.

Empezó con la noticia de una mentira, inflada por los medios de comunicación, entre ella y el presidente Juan Manuel Santos. El primer mandatario afirmó en La W Radio, el 2 diciembre del año pasado, que para postular a Viviane Morales a la terna fiscal era necesario saber si continuaba casada con Carlos Alonso Lucio. “Ella me dijo que no en ese momento, era un dato relevante», dijo Santos. Pero el jueves pasado en la FM,  la fiscal aseguró que el presidente en ningún momento le preguntó por su esposo, y que de haberlo hecho hubiera sido un acto poco caballeroso.

Aunque alguno de los dos está mintiendo, sin necesidad, hoy no existe un ambiente de rivalidad entre los dos funcionarios, por el contrario Santos ratificó su apoyo a la fiscal y a su intachable hoja de vida. Sin embargo, el presidente de la Comisión de Acusación, Germán Blanco, debe designar un parlamentario investigador para la denuncia presentada por Ángel Alirio Moreno, presidente del PIN; un acto seguramente con turbios fines políticos.

Es claro que no hay un delito específico en la denuncia, solo se menciona que la fiscal está casada con Lucio y que él tiene algunos cuestionamientos de carácter legal por su pasado, se pide investigar la conducta de la fiscal. Es una solicitud carente de fuerza, porque Carlos Alonso Lucio ya sanó sus deudas con la justicia. Suponiendo que se iniciara un nuevo juicio contra Lucio, por su participación como asesor de los paramilitares en los diálogos con el Gobierno para el proceso de desmovilización, la fiscal aplicaría perfectamente a la ley de Enjuiciamiento Criminal, con el artículo 416  del código penal que dice: “están dispensados de la obligación de declarar el cónyuge o persona unida por relación de hecho análoga a la matrimonial (…). La denuncia no tiene cuerpo, y por eso funcionaría más bien como un obstáculo para algunos procesos judiciales.

Además, resulta inquietante pensar por qué hasta ahora salió a flote esta polémica con Morales y Lucio cuando ya se sabía que se divorciaron en el 2008, y vuelto a casar en el 2011; incluso en medios extranjeros como Wall Street Journal, se  publicó un artículo el 11 de diciembre de 2011 titulado: Morales Hoyos «volvió a casarse con su exmarido Carlos Alonso Lucio».

Es alarmante pensar que se le quiere buscar otro quiebre a la Fiscal justo ahora cuando se anunciaron adelantos en los casos “Parapolíticos”, y en el que tiene con detención preventiva a Andrés Felipe Arias. Esta es la segunda denuncia que recibe Morales. La primera se dio por su nombre a la terna en marzo del año pasado, por supuesta violación a los artículos 189 y 249 de la constitución -que entre otras solo mencionan las funciones del presidente y de la Fiscalía-; fue presentada por Ferney Espinosa, un abogado que tiene fama de interponer demandas cada 15 días, experto en adelantar curiosamente sus casos.

Sea lo que sea no me sorprenderían estas estrategias deshonestas por parte del partido PIN, o de algún uribista interesado en entorpecer el avance en los procesos de la Fiscalía. Queda claro que no es un argumento limpio ni funcional utilizar el pasado de familiares para atentar contra el honor que se esculpe con esfuerzo. O ¿a caso hizo culpables a María Eugenia Rojas de Moreno y Álvaro Gómez Hurtado los errores de sus padres; o, ¿sospechosos a Daniel Samper Pizano y Roberto Sáenz el pasado de sus hermanos? Creo en mi apoyo a la fiscal, que nunca ha negado ni ocultado nada de la situación; todo lo contrario, ha ratificado sus decisiones: «a Lucio lo acepté con su pasado… El poder es pasajero».

por: @dalejopinilla