Descarrilados

por La hora del escarnio


Recuerdo bien las famosas locomotoras de Juan Manuel Santos, las cuales instaló en su programa de Gobierno hace más de un año.  Una de esas locomotoras, la principal, consistía en la infraestructura del país, mayor inversión pública y privada para llevar al país a un alto grado de “integración entre las regiones para elevar su competitividad”. Es algo que sonaba bien en su programa de gobierno, pero definitivamente no lo es cuando están implicados tantos asuntos relevantes para un país.

Aunque poco se comenta sobre el tema, la construcción de un Mega Hotel de siete estrellas en el Parque Natural Tayrona raya en lo ilógico y no solo porque la construcción de hoteles de lujo en parques natuales este prohibida por la ley, sino porque el proyecto que lleva casi tres meses en proceso presenta tantas fallas que sería inaudito su aprobación.

La semana pasada, Juan Manuel Santos, anunció durante el congreso Nacional de Hotelería que una empresa internacional construiría el proyecto y que no se realizaría ningún daño ambiental. Pero ¿Cuál es esta empresa reconocida? Según una investigación que llevó a cabo un periodista de RCN, la empresa se llama Sociedad Promotora Arrecifes S.A.S la cual está integrada por algunos miembros dueños de Terlica S.A una empresa que derramó en el mar de Santa Marta más de 400 toneladas de palma industrial y de A&L Dávila, empresa que ha sido señalada como la responsable de la deforestación en la Reserva Natural de Palangana.

El daño ambiental que una construcción de estas dimensiones podría causar es incalculable y más en un ecosistema tan frágil como el del Tayrona que no solo involucra playa y mar sino también manglares, bosques mixtos y nacimientos de agua dulce. Ecosistemas que por décadas ha cuidado la población indígena de lo Koguis, habitantes del Parque Natural. No obstante, el Ministerio del Interior legitimó que no existían en la zona poblaciones indígenas. Aunque hay estudios antropológicos y sociológicos que declaran que en el territorio sí hay indígenas y que han vivido generación tras generación allí, por lo que les pertenece este lugar.

¿Cómo es posible que se mienta tan descaradamente? Se está violando la ley, el superhotel no solo dañaría el medio ambiente sino que se niega la presencia de los grupos indígenas en la región. Es claro que en el mundo en que vivimos, el desarrollo económico es algo imperante, pero ¿A qué se está jugando? ¿Para qué se quiere levantar este proyecto a toda costa desdibujando la realidad?

No es necesario reiterar que en este país todo está encaminado para alimentar la política neoliberal, manteniendo las desigualdades sociales y contribuyendo al enriquecimiento de unos pocos a consta de cientos de personas y del medio ambiente. Es necesario que proyectos que nos afectan a todos, tengamos o no relación con estas poblaciones, seamos turistas o simplemente observadores sean difundidos y contrapuestos por los colombianos. No permitamos que nuestros derechos sean acallados dejando aprobar este nuevo proyecto como otros tantos que vulneran a nuestra sociedad.

Lorena Rueda